Las camareras de piso, afiliadas y delegadas de UGT, Mercedes Martín y María Salmerón, Premios 8 de Marzo
Fecha: 04 Mar 2016
UGT celebra la vigésima edición de los “Premios 8 de marzo”, en reconocimiento a la labor y trayectoria de personas o instituciones que se han distinguido, a lo largo de su trayectoria personal, profesional y/o sindical, por la defensa y la reivindicación de la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres. Este año las premiadas son:
Las camareras de piso, afiliadas y delegadas de UGT, que han formado parte de la campaña mundial de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines-UITA, a favor de la dignificación de este colectivo y protagonistas del libro de Ernest Cañada “Las que limpian los hoteles. Historias ocultas de precariedad laboral”.
Su relato ha dado visibilidad a cerca de 100.000 trabajadoras, porque son mujeres en su inmensa mayoría las que realizan este trabajo, permitiendo dar a conocer sus problemas y sus justas reivindicaciones.
Las camareras de piso son uno de los colectivos más importantes de las plantillas de los hoteles y son parte integral de la calidad de la oferta hotelera. Sin embargo, no se valora su trabajo y como muchos otros empleos feminizados, se asocia a las labores que tradicionalmente han hecho las mujeres. En esta crisis y como consecuencia de las decisiones políticas adoptadas en materia de empleo, su trabajo, al igual que el del conjunto de los trabajadores, se ha precarizado profundamente. Han empeorado sus condiciones laborales, se ha incrementado la temporalidad y la jornada a tiempo parcial involuntaria, aumentando la carga y el ritmo de trabajo, pues pueden llegar a hacer hasta 26 habitaciones por día, lo que ha provocado un deterioro muy importante de la salud de estas trabajadoras.
A esto se suman las externalizaciones de los departamentos de pisos en muchos hoteles. Su salario se sitúa en torno a 1.000 euros, aunque cuando trabajan para una empresa externa se reduce a 700 euros o incluso menos, llegando a cobrar 2,5 euros por habitación.
Los sobreesfuerzos diarios de este trabajo duro y repetitivo, llevan a las trabajadoras a medicarse para aguantar el dolor y el estrés durante su jornada laboral. Además son pocas las que llegan a jubilarse a la edad que les corresponde, con las consiguientes repercusiones que el adelanto de la edad de jubilación tiene en la cuantía de su prestación.
Por último recalcar que al romperse la prevalencia del convenio sectorial por el de empresa tras la última reforma laboral, muchas empresas han aprovechado la “oportunidad” para imponer un convenio con peores condiciones laborales para todo su personal. Es la degradación de las condiciones de un trabajo ya de por sí precario, cuyos salarios se han visto reducidos en algunas ocasiones por encima del 40% de lo estipulado en los convenios colectivos sectoriales.
Mercedes Marín Torres. Esta enfermera ejerció su actividad profesional como matrona. Trabajando primero en un pueblo de Cataluña y después en el Hospital de la Fe de Valencia, antes de regresar a su ciudad natal, Granada.
Fue una de las pioneras de una nueva línea de trabajo: la “Anestesia psicológica en el parto”, presentándose como voluntaria para ver si esta nueva terapia funcionaba. Ya en Granada se implicó en la formación de futuras profesionales en la Unidad Docente de Matronas de la Universidad de esta ciudad. Junto con otras compañeras creó la Asociación Andaluza de Matronas y participó muy activamente en la creación de la Federación de Asociaciones de Matronas de España, dónde formó parte de la Junta Directiva.
Desde su afiliación a UGT en 1996, ha sido Secretaria General de la Sección Sindical del Hospital “Ciudad Sanitaria Virgen de las Nieves de Granada”; y Secretaria de Igualdad, Mujer y Juventud de UGT Granada, cargo en el que ha permanecido desde 2006 hasta su jubilación en octubre de 2012. Es reconocida su implicación con la asociación de Jóvenes de UGT-Andalucía, SURGENTE.
Este galardón premia su actividad incansable para involucrar a las mujeres en las tareas del sindicato y para desarrollar la ley de Igualdad en las empresas. Marín es una persona cercana e infatigable. A pesar de su jubilación sigue manteniendo una participación activa tanto en la Asociación de Matronas, como en varias plataformas relacionadas con la defensa de los derechos de las mujeres.
María Salmerón Parrilla. El caso de esta auxiliar de enfermería, que trabaja en una residencia de Sevilla, ha saltado a la opinión pública al ser condenada por “desobediencia” al negarse a que su ex marido, un maltratador, viera a su hija menor.
María se casó en 1999 y dos años después en 2001 se separó porque su marido la maltrataba, siendo dictada una sentencia de maltrato en marzo de 2008. Su situación como víctima de violencia de género no fue tenida en cuenta, porque cuando presentó su denuncia por malos tratos, aún no se había aprobado la Ley de Violencia de Género y los procedimientos de custodia se tramitaban por el juzgado de lo civil, mientras que el proceso de malos tratos se hacían por lo penal.
María perdió la custodia de su hija en 2009, cuando ésta tenía 9 años, por no cumplir el régimen de visitas Tras 18 meses de lucha ante los juzgados consiguió recuperar a su hija, y desde entonces la adolescente no quiso ver a su padre. Por ese mismo motivo, María acabó condenada por desobediencia hasta cuatro veces. Tantas como denuncias interponía su ex marido.
En el fallo de las dos primeras sentencias penales se le acusaba de “actitud rebelde” y de “retención o secuestro de la menor respecto del derecho del padre”. Se la condenó a dos años de prisión y se le retiró la patria potestad durante cuatro años, aunque la Audiencia de Sevilla rebajó la pena a 6 meses. En las otras dos sentencias la condena impuesta era de 6 y 7 meses de cárcel.
El 29 de septiembre de 2015, María fue requerida para ingresar en prisión voluntariamente, aunque el juzgado de lo Penal número 1 de Sevilla suspendió el requerimiento de ingreso en prisión hasta la resolución de su petición de indulto, que se produjo el pasado 5 de febrero, cuando el Consejo de Ministros aprobó su indulto parcial en base a que “los derechos del menor están por encima de los del padre a que se cumpla el régimen del visitas”. María tendrá que pagar una multa y realizar 40 días de trabajo en beneficio de la Comunidad. Aunque ha logrado evitar su inminente ingreso en prisión, ésta es sólo una victoria parcial en su largo proceso.
Además, lo poco que tiene está hipotecado o embargado por las multas impuestas ante el incumplimiento de los regímenes de visitas.
María solo ha querido proteger a su hija y respetar su decisión de no querer ver a su padre. Su caso debe servir de ejemplo de lo que no se debe repetir. Es necesario que se investiguen los fallos que ha habido en su caso y se revisen los de otras mujeres en situaciones similares a la suya.